sábado, 19 de noviembre de 2011

EL AMOR PROPIO. POR SAMAEL AUN WEOR






El yo en su soberbia quiere que todo coincida con sus teorías y supuestos mentales, el yo quiere que todos sus caprichos se cumplan y que el cosmos en su totalidad se someta a sus experimentos de laboratorio.

El ego aborrece mortalmente a todo aquél que le hiera el amor propio.

El ego adora sus teorías y preconceptos.

Muchas veces aborrecemos a alguien sin motivo alguno; ¿Porqué?, Sencillamente os lo diré querido lector, porque ese alguien personifica algunos errores que nosotros cargamos bien escondidos, y no nos puede gustar que otro los exhiba, realmente los errores que a otros endilgamos los llevamos nosotros muy adentro.

Nadie es perfecto en este mundo, todos nosotros estamos cortados con la misma tijera, cada uno de nosotros es un mal caracol entre el seno de la Gran Realidad.

Quien no tiene un defecto en determinada dirección, lo tiene en otra dirección, algunos no codician dinero pero codician amores, fama, honores, cariño, etc., otros no adulteran con la mujer ajena pero gozan adulterando doctrinas, mezclando credos en nombre de la fraternidad universal.

Algunos no celan la mujer propia, pero celan amistades, credos, sectas, cosas, etc., etc., etc., así somos los seres humanos, cortaditos siempre con la misma tijera.

No hay ser humano que no se adore a sí mismo, nosotros hemos escuchado a individuos que gozan horas y horas enteras hablando de sí mismos, de sus maravillas, de su talento, de sus virtudes, etc., etc., etc.

El ego se quiere tanto a sí mismo, que llega a envidiar el bien ajeno, las mujeres se engalanan con muchas cosas en parte por vanidad femenina y en parte por despertar la envidia de las demás mujeres, todas envidian a todas, todas envidian el vestido ajeno, el bonito collar, la hermosa pulsera, etc., todas se adoran a sí mismas y no quieren verse por debajo de las demás, son narcisistas cien por cien.

Algunos seudo esoteristas o seudo ocultistas, o hermanos de muchas sectas se adoran tanto a sí mismos, que han llegado a creerse pozos de humildad y santidad, se sienten orgullosos de su propia humildad; son terriblemente orgullosos.

No hay hermanito o hermanita seudo ocultista, espiritualista, o seudo Esoterista que en el fondo no presuma de santidad, esplendor y belleza espiritual.

Ningún hermanito o hermanita espiritualista se cree malo o perverso, todos presumen de santos y perfectos, aún cuando realmente sean no solamente malos, sino además perversos.

El querido ego (yo), se adora demasiado a sí mismo y presume aun cuando no lo diga, de bueno y perfecto.



EL CRISTO SOCIAL. CAPITULO XXI

EL AMOR PROPIO

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