ORACIÓN Y MEDITACIÓN
Toda oración debe ser acompañada de la meditación, porque una verdadera oración consiste en combinar la fuerza creadora con la mente y el corazón; es decir, integrar los cinco centros de la máquina humana en uno solo. Si la mente está ocupada en sus pensamientos, el centro emocional en los sentimientos, el cuerpo en los instintos y movimientos y el centro sexual en la sensualidad, entonces la concentración está dividida y los egos por su cuenta comienzan a hacer peticiones que muchas veces hasta se contradicen unas con otras. El resultado de este tipo de oración es casi nulo, porque no hay dirección ni sentido, los yoes divididos provocan un desorden y no se logra la oración.
Para orar es necesario pensar con el corazón, vaciar la mente de los “mercaderes del templo”. El templo debe tener paz para que el maestro (el Íntimo), pueda oficiar y así el adepto pueda escuchar la voz del Padre que está en secreto. Porque orar es platicar con Dios.
SAMAEL AUN WEOR
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