martes, 3 de septiembre de 2019

COMO HACER LA LUZ EN NOSOTROS? SAMAEL AUN WEOR.

Es bella la Esencia, es, dijéramos, una fracción del PRINCIPIO HUMANO-CRÍSTICO de uno, que es el ALMA HUMANA, ¿no? Que normalmente mora en el Mundo Causal. Por eso, con justa razón, se dice de la “Esencia-Crística” o de la “Conciencia-Crística”; y se dice que nuestra Conciencia en Cristo podrá ser salvada, etc., etc. Todo eso es cierto, todo eso es verdad; pero lo grave de nuestra Conciencia, de nuestra Esencia, es que siendo tan preciosa, poseyendo Dones tan maravillosos, Poderes naturales tan preciosos, está metida, pues, entre todos esos elementos indeseables, subjetivos, que desafortunadamente cargamos en nuestro interior. Es decir, está medida (hablando en síntesis), entre un calabozo… Ella QUIERE LA LUZ, pero, ¿cómo? ¡La anhelamos; no hay quien no anhele la Luz! A no ser que ya esté demasiado perdido, pues, cuando uno tiene alguna aspiración, desea la Luz… Así pues, tiene uno que hacerla; y esto de “hacer la Luz” es muy grave, porque implica destruir los receptáculos o calabozos (o hablando en síntesis, el antro negro donde está metida), para rescatarla, liberarla, extraerla de ahí, a fin de quedar uno como debe quedar: Como una persona iluminada, como un verdadero “Vidente”, como un verdadero Ser Luminoso; gozar de esa plenitud que por Naturaleza nos corresponde y a la que tenemos verdaderamente derecho. Pero lo que sucede es que se necesita de un heroísmo, o de una serie de actos de heroísmo tremendos para poder libertar nuestra Alma, para poderla sacar del calabozo donde está metida, para podérsela robar a las Tinieblas. Esto que estoy diciendo, pues, sería interesante que ustedes lograran comprenderlo de verdad, conscientemente, porque podría hasta darse el caso de que escuchando, no escucharan; o no vivieran, dijéramos, el sentido de la palabra que estoy diciendo. Hay que saber valorar estas palabras, para entender, pues, lo que estoy afirmando… RESCATAR EL ALMA, sacarla de entre las Tinieblas, es hermoso, pero no es fácil; lo normal es que permanezca prisionera. Y no podrá uno gozar de una Iluminación auténtica, en tanto la Esencia, la Consciencia, el Alma, esté allí embotellada, esté prisionera; eso es lo grave… Entonces se necesita, forzosamente, destruir, desintegrar heroicamente, con un HEROÍSMO SUPERIOR al de Napoleón en sus grandes batallas, o superior al de Morelos en su lucha por la libertad, etc.; heroísmo inigualable, para poder libertar la pobre Alma, sacarla de entre las Tinieblas, se necesita ante todo (como les decía en la pasada ocasión aquí a los nuestros hermanos Óscar y… …de conocer, pues, las técnicas, los procedimientos que conduzcan a la destrucción de esos “elementos” donde el Alma está embotellada, prisionera, para que venga la Iluminación. Ante todo, hay que empezar por comprender la necesidad de SABER OBSERVAR. Nosotros estamos, por ejemplo, aquí sentados, todos, en estas sillas; sabemos que estamos sentados, pero nosotros no hemos observado estas sillas. En el primer caso, tenemos el conocimiento de que estamos sentados en las mismas, pero observarlas ya es algo distinto. En el primer caso, hay una, dijéramos…, hay un conocimiento, pero no la observación. La observación requiere una concentración especial: Observar de qué están hechas, y luego entrar en Meditación, descubrir sus átomos, sus moléculas… Esto requiere ya, dijéramos, una ATENCIÓN DIRIGIDA… Saber que uno está sentado en una silla, es una ATENCIÓN NO DIRIGIDA, una Atención Pasiva; pero observar la silla, ya sería una Atención Dirigida.

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