lunes, 7 de septiembre de 2015

LA AUTO IMPORTANCIA: UNA TREMENDA LECCIÓN.

EL CRISTOCENTRISMO. Lección 4. Introducción a la Gnosis. Fragmento. Samael Aun Weor. Todos los grandes fracasos de la vida se deben al Yo. Cuando éste quiere hacerse sentir, resaltar, subir al tope de la escalera, vienen entonces las reacciones de las demás personas, el resultado de semejantes reacciones mentales es el fracaso. Recuerde Ud. que el Yo es energético. El Yo es deseo. El Yo es recuerdo. El Yo es miedo. Violencia, odio, apetencias, fanatismos, celos, desconfianza, etc. Ud. necesita explotar profundamente todos los trasfondos de su mente porque dentro tiene Ud. eso que se llama: Yo, Mí mismo, Ego, etc. Si Ud. quiere triunfar en la vida debe disolver el Yo. Si Ud. quiere disolver el Yo, debe desintegrar todos sus defectos. Si Ud. quiere desintegrar todos sus defectos, no los condene ni los justifique: Compréndalos. Cuando condenamos un defecto, lo escondemos en los profundos recesos de la mente. Cuando justificamos un defecto, lo robustecemos horriblemente. Pero cuando comprendemos un determinado defecto entonces lo desintegramos completamente. Cuando el Yo se disuelve nos llenamos de plenitud y felicidad. Cuando el Yo se disuelve se expresa dentro de nosotros y a través de nosotros el Ser, el Espíritu, el amor. Recuerde Ud. que Dios, el Espíritu, el Ser interno de cada hombre y de cada mujer y de cada criatura, jamás es el Yo. El Ser es Divino, Eterno y perfecto. El Yo es el Satán de la leyenda bíblica. El Yo no es el cuerpo. El Yo es energético y diabólico. En el Yo esta la raíz de la miseria, la pobreza, los fracasos, las desilusiones, los deseos insatisfechos, los deseos violentos, el odio, la envidia, los celos, etc. Cambie Ud. su vida ahora mismo. Es urgente que Ud. comprenda la necesidad de acabar con todos sus defectos para disolver el Yo, el Satán, la causa de todos los fracasos. Cuando el Yo se disuelve sólo queda dentro de nosotros el Ser, Dios, la Felicidad. Dios es Paz, abundancia, felicidad y perfección. Práctica. Un gran hombre, después de haberse estudiado a sí mismo, descubrió que tenía doce defectos que le estaban perjudicando. Este hombre dijo: “Así como es imposible cazar diez liebres al mismo tiempo, porque el cazador que quisiese hacer esto no cazaría ninguna, así también es imposible acabar con mis doce defectos al mismo tiempo”. Este hombre llego a la conclusión de que sería mejor casar una liebre y luego otra; acabar primero con un defecto y luego con otro. Resolvió este hombre dedicarle dos meses a cada defecto. Cuando el hombre llegó a los veinticuatro meses ya no tenía los defectos. Había acabado con los doce defectos que le impedían llegar al triunfo. El resultado fue maravilloso. Este hombre se convirtió en el primer ciudadano de los Estados Unidos. Su nombre: Benjamín Franklin. Imite Ud. a este personaje. Examínese y vea cuantos defectos Ud. tiene. Cuéntelos, enumérelos. Luego dedíqueles dos meses a cada defecto, en orden sucesivo, hasta que los elimine todos. Siéntese Ud. en un cómodo sillón. Y ore a su Dios Interno así: Tú que eres mi verdadero ser, Tú que eres mi Dios Interno, Iluminadme, Ayudadme. Hazme ver mis propios defectos. AMEN. Concéntrese Ud. en esta plegaria hasta llegar al sueño profundo. Trate Ud. de descubrir todos sus defectos. Le aconsejamos leer la Biblia. En los cuatro Evangelios se encuentra la palabra del Divino Maestro. Allí verá Ud. las virtudes que necesita. Allí descubrirá las virtudes que le faltan. Donde falta una virtud existe un defecto.

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