domingo, 31 de octubre de 2010

MORIR EN SÍ MISMOS PARA TRABAJAR CON LOS ELEMENTALES






Los contactos directos con los elementales deben realizarse siempre por intermedio de los reyes angélicos de los elementos, en la esfera maravillosa del mundo causal.

Cual la tierra, el agua y el aire, el elemento fuego de la naturaleza tiene también en la doctrina secreta de Anahuac a su Dios especial.

Los aztecas le adoraron siempre con el sagrado nombre de Huehueteotl, que traducido correctamente significa "Dios viejo".

Se le representa como un viejo cargado de años y que soporta sobre su cabeza a un enorme brasero.

Se nos ha dicho que en contraste con Tezcatlipoca, que es el primero que llega a la fiesta del mes Teotleco, el bienaventurado Señor Divino Huehueteotl es el último en llegar a la asamblea de los Dioses.

Huehueteotl, como elemento natural es el INRI de los Cristianos, el Abraxas de los gnósticos, el Tao chino, el Zen budhista, el Agnus Dei.
Huehueteotl, como Individuo sagrado, es un Rey angélico, alguien que se auto realizó íntimamente, un Malachim bajo cuya rectoría trabajan billonadas y trillonadas de salamandras (criaturas del fuego).

En el Fuego universal moran dichosos los "Hijos de la Llama", los Dioses del elemento ígneo, los genios antiguos, Apolo, Minerva, Horus, etc. Esas Llamas inefables y terriblemente divinas ciertamente están mucho más allá del bien y del mal.

Ostensiblemente, el reino de las salamandras se encuentra en el Sur. Se les manda con la varilla dentada o con el tridente mágico.

Para dominar y servirse de los elementales de la naturaleza, en forma completa y definitiva, es indispensable eliminar previamente al Ego animal.

Nunca una persona ligera y caprichosa gobernará a los silfos de la naturaleza; jamás un sujeto blando, frío y voluble, será amo absoluto de las ondinas de las aguas o de las nereidas de los mares; la ira irrita a las salamandras del fuego y la concupiscencia grosera convierte de hecho en juguete de los gnomos o pigmeos del reino mineral a quienes quieren servirse de ellos.

Es preciso ser prontos y activos como los silfos; flexibles y atentos a las imágenes como las ondinas y nereidas; enérgicos y fuertes como las salamandras; laboriosos y pacientes como los gnomos. En una palabra, es urgente, indispensable vencer a los elementales en su fuerza sin dejarse nunca dominar por sus debilidades. Recordad que nuestro lema divisa es THELEMA (voluntad).

Cuando el mago haya muerto totalmente en sí mismo la naturaleza entera le obedecerá.

Pasará durante la tempestad sin que la lluvia toque a su cabeza; el viento no desarreglará a un solo pliegue de su traje.

Cruzará el fuego sin quemarse; caminará sobre las aguas tormentosas sin hundirse, podrá ver con entera claridad a todas las riquezas que se esconden en el seno de la Tierra.

Recordemos las palabras del gran Kabir Jesús: "Los milagros que yo he hecho los podréis hacer vosotros, y aún más..."

El orden angélico del mundo de las causas naturales o mundo de la Voluntad consciente, es el de los Malachim o Reyes de la Naturaleza, que ciertamente constituyen, por sí mismos, los legítimos principios espirituales de los elementos.

Esos Dioses, inefables y terriblemente divinos, son Hombres perfectos en el sentido más completo de la palabra. Tales Seres están mucho más allá del bien y del mal.

El asceta iluminado se llena de asombro y místico terror cuando experimenta, en todas las partes de su Ser, la presencia del Dios murciélago, poderoso Señor de los misterios de la Vida y de la Muerte.

No está de más recordar que aún se conservan cantos a Huitzilopochtli, a la Madre de los Dioses, al Dios del fuego, a Xochipilli, el Dios de la música, de la danza y del canto, a Xochiquetzal, a Xipetotec, el bendito Señor de la primavera, etc., etc., etc.

En instantes en que escribo estas líneas surgen en mi mente algunas reminiscencias insólitas.

Ha muchos años, cierto huésped no grato moraba en mi casa; parecía no tener afán de partir.

Consulté el caso a Ehecatl, el Dios del viento, y es obvio que el sujeto apresuradamente abandonó mi casa. Afortunadamente tuve en mi poder la suma que Ehecatl me exigió por el servicio; nada se nos da regalado, todo cuesta.

A estos Dioses elementales se les paga con valores cósmicos. Quien tiene con que pagar sale bien en los negocios.
Nuestras buenas obras están representadas con moneda cósmica. Hacer siempre el bien es un buen negocio. Así acumularemos capital cósmico mediante el cual es posible hacer negociaciones de esta clase.

El iniciado aborda a los seres elementales en nombre de cualquiera de los Reyes que los gobiernan.

De alguna manera desciende a los reinos elementales trayendo consigo su virilidad, y obra entonces sobre los elementos.

Las operaciones elementales deben iniciarse en el mundo de las causas naturales; desde esa región deben ser controladas... Faltando ese control, la magia negra surge de inmediato.

Cuando las fuerzas elementales se divorcian de sus principios espirituales y se convierten en algo diferente, aunque no se pretenda hacer ningún mal, se produce inevitablemente una caída acompañada por la degeneración.

Cuando reconquistamos la inocencia en la mente y en el corazón, los Príncipes del fuego, del aire, de las aguas y de la tierra, abren ante nosotros las puertas de los paraísos elementales. Es necesario, por tanto, que cuando queramos servirnos de las fuerzas elementales pidamos el auxilio a los Reyes correspondientes.

En el mundo causal o mundo de la Voluntad consciente es, esencialmente la región del misticismo religioso.

El gnóstico que aprende a combinar la meditación con la oración, incuestionablemente puede establecer contacto, objetivo y consciente, con los Dioses de la naturaleza.

El mundo causal es la esfera de los Maestros, es el Templo eterno en los cielos que mano alguna ha construido, es la gran Morada de la Fraternidad Oculta.

¿Estáis enfermo? ¿Queréis sanar a alguien? Escoged entonces como motivo de concentración, meditación, oración, súplica, etc., al famoso Dios murciélago de aztecas y mayas. Indubitablemente este gran Ser es un Maestro de los misterios de la Vida y de la Muerte.

Cuando el fuego chisporrotea abrasadoramente amenazando vidas, casas, haciendas, que sea entonces Huehueteotl, el Dios viejo del fuego, el objeto básico de vuestra concentración meditación y súplicas.

SAMAEL AUN WEOR. CAP. XV LOS ELEMENTALES . LA DOCTRINA SECRETA DE ANÁHUAC.

No hay comentarios: