lunes, 7 de diciembre de 2015

NEGOCIAR EL KARMA. Por Samael Aun Weor.

Con la vara que midiereis seréis medido. El que siembra rayos recoge tempestades. Haz buenas obras para que pagues tus deudas. Haciendo buenas obras podemos cancelar viejas deudas de pasadas reencarnaciones. Cuando una ley inferior es trascendida por una ley superior, la ley superior lava a la ley inferior. Al León de la ley se combate con la balanza. El que tiene con que pagar, paga y sale bien en los negocios. En los mundos internos podemos hablar con los 42 jueces del karma. El jefe de estos 42 jueces es Anubis. Los Señores del karma nos premian y castigan. También podemos solicitar créditos a los jueces del karma. Todo crédito hay que pagarlo con buenas obras o con dolor. Los "Iniciados" deben concurrir al palacio de Anubis para arreglar sus negocios. Nuestras buenas obras están simbolizadas en los mundos internos con exóticas monedas. Cuando solicitamos ciertos servicios a las jerarquías Divinas tenemos que pagarlos con esas monedas. Si queremos reemplazar esas monedas gastadas tenemos entonces que hacer buenas obras. El que tiene capital en los mundos internos puede realizar maravillas. Nada se nos regala, todo cuesta. El verdadero capital son las buenas obras. Si no disponemos de capital tenemos entonces que sufrir lo indecible. Necesitamos conocer el valor esotérico de las monedas. En cierta ocasión solicitamos un servicio al Dios del viento Ehecatl, tuvimos que pagarle 25 centavos esotéricos por el servicio. Si sumamos entre sí los números 2 más 5 tendremos el número 7, 7 es el arcano de la expiación. Habíamos sufrido mucho, con paciencia. Teníamos esa moneda, pagamos con ella y una persona que nos hacia sufrir se alejó de nosotros; así se realizó ese milagro. Si no hubiéramos tenido esa moneda Ehecatl no nos hubiera hecho ese trabajo. Nada se nos da de regalo, todo cuesta. Trabajando en favor de la humanidad podemos cancelar nuestras deudas viejas. El único que puede perdonar pecados es CRISTO. Solo el remordimiento terrible, el supremo arrepentimiento interno, y el juramento solemne, puede conducirnos al perdón. Ese negocio solo se puede arreglar en los mundos internos con el CRISTO. (LOS MISTERIOS MAYORES. LOS NEGOCIOS)

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