miércoles, 9 de febrero de 2011

EL AMOR. SAGRADA BIBLIA.



Hermanos: aspiren a los dones de Dios más excelentes. Voy a mostrarles el camino mejor de todos.
Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, no soy más que bronce que resuena o platillos que aturden. Aunque tuviera el don de profecía, penetrara todos los misterios, poseyera toda la ciencia y mi fe fuera tan grande como para cambiar de sitio las montañas, si no tengo amor, nada soy. Aunque repartiera en limosnas todos mis bienes y aunque me dejara quemar vivo, si no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es comprensivo, el amor e servicial y no tiene envidia; el amor no es presumido ni se envanece; no es mal educado ni egoísta; no se irrita ni guarda rencor; no se alegra con la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, soporta sin límites.
El amor no pasará jamás.

LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APOSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 12,31- 13,8






LECTURA DE LA CARTA DEL APOSTOL SAN PABLO A LOS EFESIOS 5,2a.21-33

Hermanos:
Vivan en el amor, igual que Cristo nos ha amado y se ha entregado por nosotros.
Sean sumisos unos a otros con respeto cristiano. Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; Él, que es el Salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo.
Maridos, amen a sus mujeres como Cristo amó a su Iglesia. Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son.
Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. "Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne". Es éste un gran misterio; y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
Sobrellévense mutuamente y perdónense, cuando alguno tenga quejas contra otro.
En una palabra, que cada uno se ustedes ame a su mujer como a sí mismo. Y que la mujer respete al marido.

2 comentarios:

Celia dijo...

Me encanta la carta de San Pablo a los Corintios Me podría decir a que traducción pertenece

INSTITUTO DE ANTROPOLOGIA SAMAEL Y LITELANTES DE EL SALVADOR dijo...

Es la de Reina Valera. 1960