sábado, 25 de septiembre de 2010

ELOGIO DEL SEMBRADOR. PARA REFLEXIONAR.





EL ELOGIO DEL SEMBRADOR .

Qué grandes los hombres que siembran por lo alto
Sin tener lástima de regalar la semilla.
El alma noble que reconoce en su prójimo una tierra fértil
Dará lo mejor de sí mismo aunque no se lo agradezcan.
Aquel que sabe que su corazón es un tesoro
Porque Dios le ha dado sabiduría y paciencia
Sabrá que no vale la pena una gratitud hueca
Sino la certeza de saber que está en paz con su conciencia.
Ninguna palabra humana debe tener efecto en nosotros
Sino que deben resonarnos la PALABRA DIVINA
Aquella que está inmersa en todos los textos sagrados,
Así como en las almas buenas que siempre se han sacrificado.
Aquellos que siempre son sembradores, y no se cansan de sembrar
Para la cosecha, ya sea ésta grande o pequeña.
Bendito el hombre que no piensa jamás en sí mismo
Porque en todo lo que hace haya una continuidad en los demás.
Aquel que ha comprendido que es una LUZ al servicio de todos.
Aquel que nunca se ha envuelto en la oscuridad del egoísmo.
Aquel que tiene alma de poeta, alma de niño, labios de profeta, manos de alfarero.
Aquel que bendice con su sola presencia.
Aquel cuya filosofía de humanidad es ser un HOMBRE entre los hombres.
Y entre los hombres, un ser que se crea en sí mismo, la luz interior del Padre Divino.
No tanto por lo que dice hablando grandezas de sí mismo.
Sino porque construye esperanzas, alivia dolores, sana corazones que sangran.
Bendito el bondadoso, el peregrino que lucha y salva vidas con sus consejos.
Aquel que siempre está ahí, no para sí sino para otros.
El que siembra la paz, la luz y el amor, y se vuelve faro para otros navegantes como él mismo.
Aquel que ora haciendo de su vida, un mar de ejemplos en amor y sabiduría para todos.
AMÉN.

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